La orquesta del lugar empezó a tocar. (En homenaje a los títulos que nada tienen que ver con la historia)

"El murmullo del lugar lo tranquilizaba. Un restorán lujoso y antiguo. Sentados a la mesa se encontraban Martita, el Profesor Chasslemberg y Fabio. Él, Horacio Quirogamberg, vestía smoking y fumaba en una costosa pipa de oro puro. Sabía que sus compañeros de mesa se irritarían al verle fumar tan plácidamente, y al tratar con irrespetuosa elegancia a los empleados.
-Tráeme un whisky en las rocas, pero sin hielo- ordenó a un mozo que a su lado paseaba.
Martita conversaba frívolamente con el Profesor, y con un disimulo casi disimulado, escudriñaba exhaustivamente a Horacio. Él la miraba fijamente.
-Horacio, contame... ¿Cómo te ha ido en tu viaje por las Indias?- dijo Fabio, que siempre mostraba interés en los viajes de Quirogamberg.
-Bastante bien, mi querido amigo, he realizado algunos negocios satisfactorios- contestó Horacio sin dejar de mirar a Martita- y aquí me ves, tranquilo y rico. Acuérdate que la primavera dura solo un segundo.
-Si, comprendo Horacio, es todo un temita este de la vida, ¿no?- dijo Fabio mientras sonreía.
-No has entendido Fabio, te dije que la primavera dura solo un segundo.
Fabio río y bebió un pequeño sorbo de agua, que se encontraba al ras del vaso (aguarrás). Horacio notó como la mano de Fabio temblaba notóriamente al sostener el vaso. La orquesta del lugar empezó a tocar.
-Bueno Horacio, estás diciendo que la vida es corta- replicó Fabio, agravando su tono de voz.
-No has entendido Fabio, te dije que la primavera dura solo un segundo.
-Si, Horacio, dejate de romper las pelotas.
Al oír la respuesta de Fabio, Martita sofocó un suspiro de indignación.
-No has entendido Fabio, te dije que la primavera dura solo un segundo- respondió Horacio.
Fabio enojado se levanta del asiento y parte rumbo al baño. El narrador usó un tiempo verbal quizás inadecuado en la oración anterior, debido a un arrebato de rebeldía.
-Sos un pelotudo Horacio. ¿Por qué le hacés esto?- dijo Chasslemberg irritado.
-No has entendido Chasslemberg, te dije que la primavera dura solo un segundo.
El narrador deja a un lado la historia y comienza a narrar sus propias acciones. Camino de un extremo a otro de mi habitación (los narradores también vivimos en casas), prendo un cigarro, miro por la ventana. Estoy narrando simplemente lo que estoy haciendo, en este caso, narrando lo que estoy haciendo. El narrador, que soy yo, les dice: "no soy el autor". No me confundan con el autor. Él escribío este relato una sola vez, y luego se fue a dormir. Sin embargo, cada vez que alguien lea esto, seré yo, el que se vea ineludíblemente obligado, una y otra vez, a narrar esta trágica historia.
El Profesor Chasslemberg, irritado, golpeó la mesa con el puño. Horacio no dejaba de mirarlo fijamente.
-No te entiendo Horacio, no te entiendo- dijo el Profesor indignado, moviendo la cabeza y mirando hacia abajo.
-Claro que no has entendido Chasslemberg. No has entendido Chasslemberg, te dije que la primavera dura solo un segundo- responde Horacio. Otra vez, el narrador cuenta lo sucedido en un tiempo verbal que quizás sea inapropiado. Yo, el narrador, en esta ocasión voy a explicar lo que significa la mítica frase que Horacio repite como un desquiciado, ya que se (porque soy omnisciente) que Horacio no lo hará. La cosa es así...
Y justo cuando lo iba a contar, Horacio mató al narrador."